Y entonces me acerqué al ingeniero criogénico. Tomó la planilla, le dio un repaso con la vista y asombrado alzó su mirada y encontró la mía. Serenamente pronunció:
- Pero entonces no estas enfermo, ¿cuál es la razón del congelamiento a futuro?
A lo que rápidamente respondí:
- Eso no es de importancia.
- Sí que lo es -respondió súbitamente el científico-; no puedo determinar la duración del congelamiento sin saber cuál es la enfermedad.
- Que sea para siempre. Lo mío no tiene cura.
Gente On-Line
18 feb 2007
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