Gente On-Line

11 ago 2009

Por mucho tiempo me sentí mal. Me sentí miserable. Me sentí tan poca cosa...

Y eso me llevó, por mi forma de ser, a mirarme, a observarme, a encontrar la razón de mis tristezas y desandanzas (existirá esa palabra?).

Uno poco puede conocerse si no sabe por donde buscar... y eso me pasó... Pasé mucho tiempo llorando y pensando qué significaba cada lágrima. De dónde venía ese ahogo?

Es tan fácil perderse en uno mismo... es como entrar a un cuarto oscuro, donde uno cree saber donde esta cada cosa, y usar su instinto para guiarse en la oscuridad... solo para descubrir que las cosas han sido movidas, cambiadas de lugar... el resultado es prácticamente obvio: te chocas con todo!

Uno busca formas de explicarse...

Y como buen adolescente (entrada esa etapa, hace años) uno encuentra varias vertientes de infelicidad en el tan complejo y áspero aspecto social. En parte creo es porque uno encuentra ciertas necesidades que antes no estaban. Aceptación, amistad en nuevos niveles, amor, confianza, destreza social... todas cosas que de niños ni pensabamos y ahora súbitamente NECESITABAMOS. Uno empieza a estar insatisfecho con todo. Ya no te divertis con juguetes. Ya no te gusta la ropa que tenías. Ya no te sentís indiferente alrededor del sexo opuesto.
Todas estas cosas nos generan vacíos. Vacío en el sentido de algo que necesitas experimentar, sentir, tener... algo que añoramos.
En ese momento creo empezas un poquito a odiarte. A odiar al mundo. Pero es prácticamente impotencia.

2 comentarios:

Luciano Menardo dijo...

Por "desandanzas" querés decír "desvaríos" o "retrocesos"?

Gino Franco Fazzi dijo...

No tanto desvaríos, sino más bien, aventuras fallidas... o sin rumbo cierto.