Tomarse dos aspirinas, viajar a las sierras, mirarse una última vez en el reflejo de la metálica y filosa vida en tus manos, tomarse el pulso, marcar donde va la malla del reloj y con suavidad pero con certeza deslizar todos los pensamientos, de izquierda a derecha, con fuerza, presión, decisión... esa decisión que siempre antes me faltó. No es momento de cobardes, es el momento de mayor orgullo. Sentir que tu esencia se escapa a chorros, mientras cerras los ojos y sentís una sensación de paz... dormirse tranquilamente echado, con la vista fija en ese túnel que nos traiga un poco de sentido... sentido al FIN.
Gente On-Line
21 sept 2009
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