Y no te confundas jamás, querido sórdido oyente, mi siempre ausente terapeuta: no es temor a morir el que me atormenta; es el temor a no poder vivir los colores, los matices y hasta los grises, de no sentir el tono sepia de los recuerdos artificales, que nunca se materializan en realidad.
Gente On-Line
27 mar 2011
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